Disfrutar nuestra vida es algo que para muchos es complicado y quizás raye en lo imposible, puede ser por las vivencias pasadas o porque en el momento estemos atravesando por una situación complicad y no sepamos como manejarla.
Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo lo que mucho están pasando en este momento, quizás habremos oído o leído la frase “Vive como si fuera el último día”. Puede que para muchos de nosotros sea una reflexión optimista y que nos ayude a disfrutar del presente, pero para otros, más pesimistas, querrá decir que vamos a morir, tarde o temprano. ¿En qué grupo te encuentras tú?
Vive tu vida como si hoy fuera el último día… porque tal vez sí lo sea. Nadie tiene comprada ni asegurada la existencia; pero no andamos por el mundo diciendo estas cosas, queda mal, nos tomarán como fatalista, “aguafiestas” y todos los adjetivos que se nos ocurran. ¿Se han puesto a pensar alguna vez qué haríamos si realmente fuera el último día de nuestra vida? No pensemos en catástrofes naturales o teorías donde la especie humana se extingue. ¿Con quién querríamos estar?, ¿a dónde quisiéramos ir? ¿Qué nos gustaría hacer, decir o comer?
¿Entonces por qué esperar hasta que la vida esté a punto de terminar para hacerlo? Si pensamos que iríamos corriendo a decirle a nuestra compañera que nos gusta, si crees que por fin le dirías lo siento a tu ex amigo, si te lo pasarías abrazado al amor de tu vida o si jugarías con tus hijos en el parque… ¿A qué esperas?, ¿a qué caiga un meteorito en la tierra o que un tsunami destruya la ciudad?
Mejor sería disfrutar cada día de la vida como si realmente fuera el último. Vivamos con la idea de que tenemos “cuerda para rato” pero siempre haciendo lo que deseas hoy. Claro, porque esa sensación de inmortalidad lo único que logra es postergar las cosas para más adelante.
“Ya le diré que estoy enamorado de ella”, “ya tendré tiempo para pedirle perdón”, “ya pasaré un día entero con mi pareja o jugando con mis hijos”… ¿Y si ese día nunca llega? No se trata de ser pesimista ni deprimentes, pero sí de pensar en perspectiva, pues a hoy la vida me ha enseñado que cuando uno menos lo espera podemos partir de este plano terrenal y dejar muchas cosas sin realizar, y vivir.
No dejemos que la vida pase tan rápido como un tren que no se detiene en ninguna estación o un carro que va a máxima velocidad en la carretera. Mejor andemos sin prisa y con pausas, admirando el paisaje, los regalos que nos brinda la vida, las maravillas de este planeta, el amor de nuestros seres queridos, la felicidad de hacer lo que verdaderamente nos gusta. No nos descuidemos pensando que tenemos mil años por delante para cumplir con nuestra lista de pendientes, pero tampoco creamos que dejaremos de existir hoy, como para querer hacer todo junto.
Hoy los invito a reflexionar sobre este tema y a que cada uno tome consciencia que la vida es un ratico y nada mas, pero que esta en nosotros vivirla de una manera que cuando llegue el momento de partir lo podamos hacer con una sonrisa pues disfrutamos cada instante que pudimos y con quienes quisimos.
¿Y TU DISFRUTAS DE LA VIDA? Carlos Arle Becerra
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